pero no todas las cargas son negativas
¿Dónde aprendimos a pensar de la manera que pensamos?
¿Quién nos enseñó a mirar la vida en la forma que lo hacemos?
Muchas veces le reprochamos a nuestra familia situaciones, actitudes, creencias o hábitos. Creencias que consideramos no van acorde a nuestro pensamiento. Hábitos que no nos gustan o actitudes que no entendemos.
Cuando se habla de cargas familiares, se hace referencia a la historia de creencias y patrones que acompañan los comportamientos de un sistema familiar. Por ejemplo, una persona que fue despojada de sus pertenencias puede transmitir a sus hijos que el mundo es un lugar peligroso y por ello sería mejor no hacerse de pertenencias, así nadie las puede robar. Ésta podría identificarse una creencia limitante que acompañará el pensamiento de los hijos, y de los hijos de los hijos hasta que alguien se de cuenta de que no siempre tiene que ser así.
De la misma manera como existen este tipo de creencias y patrones que limitan, existen otros que puedes tomar como los regalos de tu sistema familiar. Solamente necesitas cambiar la perspectiva, el ángulo desde donde estás mirando esas cargas para ver los regalos.
Tienes la capacidad de decidir si utilizas eso a tu favor o a tu desgracia.
Tienes la capacidad para elegir cómo quieres vivir tu vida
No desde una idealización, sino desde una integración
Requieres valor y humildad.
Valor porque te encontrarás y enfrentarás verdades dolorosas. Verdades que no te gustarán y que exigirán de ti humildad. Humildad para reconocer y aceptar esa verdad. Humildad para sentir ese dolor. Humildad para atreverte a experimentar el perdón.
Tienes la capacidad para hacerlo, pero requieres valor y humildad.
Mi familia me dio un regalo
Hoy reconozco y agradezco que vengo de una familia católica QUE ME DIÓ EL GRAN REGALO DE LA FÉ.
No siempre lo entendí así. Al inicio, cuando era adolescente y hasta la mitad de mi juventud, lo viví de manera obligada. Ir a misa cada semana, reunirnos para leer oraciones, hablar todo el tiempo de los sacramentos… Varios años de mi vida viví esas experiencias como una carga.
Un sentimiento de la moral que es vigilada por un Dios que solo espera que hagas cosas buenas. Un sentimiento en el que palabra pecado era algo que debías evitar a toda costa. Un sentimiento algo que se inclinaba más a una obediencia ciega que a la comprensión o entendimiento.
El objetivo de mi familia al vivir todas esas prácticas religiosas era ayudarme a crecer mi relación con Dios. Cuando comencé a crecer y amplié mi conocimiento del mundo, conocí que existen otras maneras de relacionarte con esa divinidad. Elegí cambiar las prácticas pero no el objetivo.
ELEGÍ CAMBIAR LA FORMA EN LA QUE EXPERIMENTABA ESA CARGA Y LA VOLVÍ UN REGALO
Hoy mis herramientas para experimentar esa conexión divina no son las que mis padres me enseñaron, pero cumplen el mismo objetivo, fortalecer mi relación con lo divino.
Hoy mis herramientas son mi práctica de yoga, mi tiempo de meditación, mis sueños, las experiencias en la naturaleza; el temazcal, el canto, la danza, la convivencia, las relaciones humanas con todas sus complejidades, la comprensión del universo y también de las cosas que aún no comprendo; las sincronías y causalidades que cada día suceden al conocer personas, experiencias, lugares…
Hoy reconozco que puedo ver, sentir, experimentar, vivir esa divinidad donde nunca antes me lo imaginé; hoy siento paz y conexión conmigo y con el mundo. Aunque no todos los días son como yo quisiera, ni todas las cosas salen como las planeo.
Hoy agradezco el gran regalo que me ha otorgado mi familia: experimentar, vivir y conocer la confianza en la energía divina (Dios).
