
Respiración consciente
¿Por qué es tan importante «aprender» a respirar?
¿Cómo respirar de manera «adecuada»?
Dicen que necesitas aprender a respirar. Pero eso no parece importante cuando lo escuchas por primera vez. Tu ya respiras. ¿Por qué tendrías que prestar atención a eso o incluso pagar por aprender algo que ya sabes?
Haces tu vida, vas al trabajo, duermes, cocinas, sales de fiesta, repitiéndolo todo una y otra vez. Un día despiertas y te sientes ansiosa, pensando todas las cosas y pendientes por arreglar. Los días siguen pasando y comienzas a sentirte más incómoda, tu cuerpo empieza a tener más síntomas, hay días en los que no puedes dormir; tu mente está funcionando a mil por hora y no te has dado cuenta que tu respiración también. Tu respiración se volvió apresurada y agitada.
"Si manejas tu respiración... manejas tu vida"
Tu respiración es tu vida
Al inicio no parece una información importante. Guardamos información valiosa sin darnos cuenta. Así me pasó una vez, se quedó guardada por meses, o tal vez años, hasta que un día llegó el momento de ponerla en práctica.
La respiración y las emociones
Una cosa es sentir y observar la emoción y otra cosa es identificarte y volverte la emoción.
Los seres humanos tenemos la capacidad de ser conscientes cuando experimientamos emociones. Eres capaz de sentir, observar y vivir la sensación de la alegría y diferenciarla de la tristeza. Podemos experimentar la emoción desde la conciencia, desde una experiencia humana; vivíendola con toda su intensidad pero sabiendo que eso que te sucede no eres tú, la emoción es solo una experiencia más, y desde esa conciencia te vuelves un observador; el obervador de las experiencias de ti mismo.
Cuando permites que la emoción te absorba y te conviertes en ella, no puedes ver más allá de esa emoción; es ahí donde aparece la desesperación, el miedo irracional, la frustración extrema, ansiedad, ataques de pánico… Te has vuelto la emoción.
El poder de la respiración
La ciencia ha logrado demostrar la gran influencia que tiene la respiración a nivel biológico y anatómico. El ritmo de vida que la ciudad nos obliga a vivir, no es armónico con los ritmos de nuestra naturaleza.
Cuando somos bebés respiramos de manera natural, así como los animales, que no “piensan en respirar”. Desafortunadamente en algún momento olvidamos ese instinto y lo desechamos. Es necesario agregar un pequeño esfuerzo de nuestra parte para volver a recordar lo que ya sabíamos cuando nacimos. RESPIRAR.
Puede ser complejo y retador intentar MANEJAR Y CONOCER TU RESPIRACIÓN. Utilizamos la palabra “manejar” porque “controlar” tiene que ver más con algo que se hace forzado y me parece que no vale la pena hacer algo a la fuerza.
Esta es una habilidad como cualquier otra. Así como aprendiste a andar en bici, al principio te caíste, te raspaste y algunas veces lloraste. O al aprender a cocinar, alguna vez se te quemó la comida, o te salpicó una gota de aceite. Es solo la práctica la que va haciendo al maestro. Es solo la experiencia la que va convirtiéndose en sabiduría.
Si, requiere un pequeño esfuerzo detenerse.
Si, requiere un pequeño esfuerzo observar.
Si, requiere un pequeño esfuerzo conocerse.
Pero es un esfuerzo que vale completamente la pena.
El yoga nos ayuda a recordar cómo respirar
Una de las herramientas más importantes que el yoga nos comparte son las técnicas de respiración.
La filosofía del yoga (Ashtanga Yoga) nos comparte una estructura para comprender su funcionamiento. Se divide en 8 ramas y una de esas ramas se conoce como PRANAYAMA.
PRANAYAMA podría comprenderse como la “ciencia” de la respiración.
“Prana” es la fuerza de la vida, la fuerza vital que existe en el universo y que mantiene el funcionamiento del flujo vital en cada ser que existe. “Ayam” significa expansión. Pranayama podría entenderse como la administración de la energía vital a través de la respiración.
Empleando una variedad de técnicas, variando el ritmo y la profundidad de la respiración podemos generar diferentes estados de conciencia, salud y emoción.
Con la práctica constante de una respiración consciente, tu cuerpo y mente se acostumbran a hacerlo cada vez más frecuente. Te vas acostumbrando a conocer tu respiración. Te vas acostrumbrando a manejar tus emociones, no a reprimirlas: al contrario, a vivirlas, experimentarlas con conciencia.
Te vas acostumbrando a manejar tu vida.